A veces somos torpes expresándonos:
A veces no encontramos la palabra adecuada que muestre exactamente lo que nos quema por dentro. A veces no somos capaces de mostrar lo que llevamos por dentro sin quemarnos. Encontrar la frase adecuada que ponga de manifiesto el trasfondo, el motivo o razón, sentimiento o dolor, de lo que nos hiere el corazón… en su justa medida, sin aparentar debilidad, sin quebrar nuestra personalidad.
A veces somos torpes escuchando:
No prestamos atención. Raudos en respuesta, lentos en compasión, en comprensión. Incapaces de cambiar de piel por un momento, de sentir con la mirada del orador. Rápidos en defensa y en contraposición, en darle al enfermo nuestra opinión, en imponer nuestra visión. Insensibles con el alma, lentos con el corazón.